Cuando faltan cronopios

Crónicas de ciertos amigos que llegué a conocer


martes
  Habla un valedor sobre los anarquistas,

"Respetamos al individuo y su libertad, pero no todo individuo es anarquista. Pensamos que una persona libre no puede dejar de asumir su compromiso social pues es inherente a la condicion humana vivir en comunidad. Un individuo que niegue este compromiso o que se aproveche egoistamente de lo colectivo no es anarquista.

"Por esto es que tambien somos socialistas, pero no todo socialismo es anarquismo. Ese socialismo que en nombre de lo colectivo somete, anula, sacrifica al individuo negando su libertad, impideindo la expresion de todas sus capacidades, no es anarquismo.

"Nos enfrentamos al Estado, pero no todo el que protesta contra el Estado es anarquista. Nuestra lucha contra el Estado es un aspecto de la lucha contra todo poder permanente cualquiera que sea. Por ello, luchar contra el Estado sin luchar contra otras formas de poder como el economico, el social, el politico, el religioso, el de las costumbres y prejuicios, el de la educacion, no es anarquismo. Nuestra lucha contra el Estado no es coyuntural, ni contra el partido de gobierno, ni hasta lograr el 'poder', sino que es un aspecto en la busqueda de una sociedad autogestionaria, fruto de la libertad e igualdad de sus miembros.

"Somos irreverentes contra los idolos que nos tratan de imponer, sean politicos, historicos, religiosos, esteticos o filosoficos. Pero no todo irreverente, tremendista o de verbo audaz, con ropas y actitudes de protesta, es anarquista. Nuestra actitud es la de rechazo a toda imposicion por la fuerza, sea fisica, del habito, de la educacion o del chantaje moral, y por ello asumimos actitudes irreverentes. Pero la intencion es construir una sociedad mejor. Sin el aspecto constructivo, el desenfado y el tremendismo no pasan de ser modas vacias, que no pocas veces ocultan la pretension de disfrutar de ese poder contra el que dicen luchar."

Como se puede ver toda definición es siempre una construcción negativa: no soy él, no me parezco a ellos, soy distinto. Pero, ¿por qué todos los movimientos sociales se definen siempre según una identidad negativa? De nuevo la pregunta filosófica que sólo puede responderse desde la antropología y la psicoógía: ¿qué es el ser? siempre tiene una correlación directa con ¿qué soy yo? ¿Por qué el ser y no la nada? ¿Por qué yo y no ellos, y no él, y no ella? ¿Por qué nosotros?

Y por ahí vamos en la vida, tratando de construirnos y reconstruirnos.

 
  "Nací con la primera revuelta insumisa, inquieta, desgreñada Me construí a mi misma desnuda, bella, irreverente. Desde mis huesos inermes partió la primera blasfemia hacia el creador... Me negué a ser sometida, dirigida, apadrinada. Me transformé en apóstata fui acusada de irreligión. Fui condenada, pero mis alas eran de fénix, y en raudo abandoné las hogueras y atravesé los océanos... Vi yugos por dondequiera, calambres y hambre, parlamentos y lamentos, aprendí la desesperación. Cavé con las uñas una trinchera de sueños y me embriagué con esa pandilla de niños locos, poetas náufragos allá en España del treinta y seis... Miré a la izquierda, miré a la derecha y vi rostros sucios ocultos tras limpios uniformes vertiendo la sangre de los pueblos en nombre de la justicia, la dialéctica y otras empalagosas quintaesencias... Y tomé la rabia Y la afilé y lancé truenos contra los tronos, enemiga de los gobiernos, enemiga de las patrias, enemiga del dolor. Abrazo al mundo, vivo y no ruego, amo y resisto sus tiranías.

Soy la Anarquia!!!"
 
lunes
  DEL BLOG dice La guerra contra el tedio
"Bondad del blog: publicita nuestras fantasías más delirantes. Éste asegura escribir mejor que aquél; aquél se jura artista. Uno presume una vida sexual ficticia; otro se inventa un cerebro al instante. Mundo de fantasía: somos lo que decimos ser. Ése es el problema de publicar nuestros exabruptos privados.

"No deja de ser insolente que algunos utilicemos el blog para excretar nuestras heces mientras otros cuidan de él como de sus jardines."

 
viernes
  Sobre blogs

No me gusta pensar en el blog como una bitácora, aunque hay algunos a los que les queda de maravilla el término. Creo más bien que el blog es una especie de diario público, una puesta en escena de diferentes personalidades. Hay que decir, aunque sea de paso, que las hay encantadoras, sin duda. (Porque sería engorroso pasar lista de ellas, pueden asistir al despliegue de algunas de las mejores acudiendo a los enlaces que se encuentran a la derecha de este texto).

Poner en público algunas ideas, algunas noticias, algunas referencias hace del blog un espacio de suma importancia para un proyecto de apertura del espíritu, es decir asumir la existencia de modos distintos del ser. Aunque no lo sea siempre, el blog puede ser un modo de integrarse, aunque a distancia, a la diferencia. Quizá por esto me enoja que no sea un espacio para la discusión política (qué somos, cómo somos, cuándo y desde dónde hablamos, cómo podemos ser mejores): a toda exposición del ser le acontece una mirada, una observación; a cada encuentro un desconcierto, un espanto, una identificación; a cada ruta para encontrarnos, un proyecto de diálogo.

Me gusta leer blogs por que me integro, por un momento, a la cotidianeidad de su posteador, a su vida, lectura o pensamientos, dependiendo de qué disposición tenga. Cada lectura me empuja a una experiencia de redacción, una experiencia del pensamiento. Me gustan los blogs de escritores que hacen de este espacio una libreta de apuntes, me gustan más los que insinúan un modo de vida, los que calcan un diario proceder.

En este espacio se establecen diálogos sin necesidad de encontrar una verdad, no es el lugar para pelear por espacios de enunciación: el mejor articulista, el más locuaz locutor de radio (en mi pueblo esa popularidad los vuelve animales políticos del tipo carroñero), en el más atractivo de la pradera, en la reina de la primavera, etcétera. No creo que sea el espacio para concursos, aunque, sin duda el número de lectores es un modo de saber el índice de popularidad. ¡Qué más da!

Claro que una vez Silabario quiso ser famoso y acudió a las formas más vulgares para conseguirlo. No lo crean pero de pronto, me encontré con un comentario del todo atinado para los aficionados a la lectura de diarios ajenos y, ¡qué más podía hacer! Lo incluí en mis textos. ¿Quién iba a pensar que esa era la forma más atinada de hacerse público? Feedback, creo que le llaman. A una presentación, la respuesta es también un cordial saludo, como buen caballero. Sí, puedo decir que este lugar sí me gusta.

"Ven conmigo, mira con tu corazón lo que mis ojos te muestran, camina en mis pasos y sueña en mis brazos. Allá arriba las estrellas hacen un caracol con la luna como origen y destino. Mira y escucha. Es ésta una tierra digna y rebelde. Los hombres y mujeres que la viven son como muchos hombres y mujeres del mundo. Caminemos entonces para mirarlos y escucharlos ahora, cuando el tiempo titubea entre la noche y el día, cuando la madrugada es reina y señora en estos suelos”.
 
  Sobre el carácter nacional

De las nacionalidades que han construido un carácter colectivo, una imagen común al menos, no hay muchas. No obstante, las características culturales luego definen personalidades y marcan diferencias con los individuos educados en culturas diferentes. Aunque esta afirmación no es más que una obviedad, viene al caso porque, en alguna cita empleada por Silabario se uso el calificativo de argentino. Daniel me increpó: Que de argentinos está lleno el mundo y no todos nacieron en Argentina. Estoy totalmente de acuerdo, pero esto me lleva a pensar que al hablar de argentinos delineamos un carácter más que una nacionalidad (es un dibujo del que ellos mismos han participado). Decimos que se comportó como un argentino, y todos nos entendemos. ¿Cómo hemos hecho para construir esta imagen común?

En México, buena parte del siglo XX nos la pasamos discutiendo este punto. ¡Qué es un mexicano, ¿cómo es un mexicano? Discusiones estúpidas sin duda, pero que entretienen a los intelectuales y uno que otro curioso. Más que enumerar las distintas perspectivas pongo en la palestra la idea del abogado e historiador Edmundo O'Gorman. Él resume una de las perspectivas más generalizadas. Para él, México vive una relación hiriente con su historia, es para él una lastimosa confrontación. La historia es la constatación de que México se la ha pasado evadiendo su responsabilidad, la evidencia de una especie de falta de madurez. O'Gorman pone el dedo en la llaga, señala, exige a México abandonar ese estado de indefinición que semeja a la adolescencia, pretende obligarle a asumir una identidad propia. Otros señalarán a esta falta de carácter como cobardía. Díganme ustedes si esta imagen es la imagen generalizada, yo no estoy del todo seguro.
 
  Sobre un ente abstracto

Pensar a México como un ser, como una entidad susceptible de análisis psicológico, apegada a discursos formativos, constituida en una identidad; pensar a México como un ente, buscar en él sus motivaciones más profundas, sus elecciones, sus aspiraciones; pensar a México como un sujeto, como una realidad; pensar a México como una personalidad única indivisible, como individuo; pensar a México desde su esencia, construirlo íntegro, unitario: pensar a México es el trabajo de la ideología nacional. Presentar el curso de los acontecimientos, la inevitable sucesión de hechos; hacer del tiempo su dominio inquebrantable, de las circunstancias la marca imborrable de su paso: la historia es el observatorio que juzga la acertada concepción de las circunstancias, confronta efectivamente al ser y sus circunstancias, explica inevitables las circunstancias, inviolable, inquebrantable, inmaculado al ser. Es la ideología la que se despliega gozosa en la justificación de la historia. 
miércoles
  Hace unos días estuvo en la ciudad de México el grupo de rock Pearl Jam. Dio una conferencia de prensa, al parecer la primera que hace en mucho tiempo, delante de una bandera estadounidense que, en lugar de las estrellas de los estados confederados que dan sentido a su nombre, contaba con los logos de las transnacionales más importantes. Más allá de este gesto simbólico, dieron un dato que da elementos para reflexionar un poco. Dicen ellos que sólo el 17% de los ciudadanos estadounidenses cuenta con pasaporte.

Si se compara ese 17% por ciento con los ciudadanos que tiene pasaporte, digamos en Somalia, Liberia o Bolivia quizá podamos afirmar que es un alto porcentaje, pero hay que tomar en cuenta que, para ser un país de primer mundo, con un alto ingreso per cápita y con el afán de convertirse en el regulador de las relaciones internacionales ese 17% resulta no sólo asombroso sino también desconcertante.

Los estadounidenses no conocen el mundo, no han viajado, no se interesan por conocer otras culturas. El escape, el viaje, la salida ha sido un tema recurrente en películas y novelas estadounidenses, y sin embargo nunca va más allá de sus fronteras. Si uno es gringo, la mejor oportunidad que tiene de viajar y conocer mundo es integrándose al ejército, pero en todo caso siempre vivirá esos viajes como una obligación y a través del tacto de las botas y el uniforme militar. No es casualidad que los veteranos sean de los pocos ciudadanos que puedan contradecir el discurso oficial de la barbarie que rodea a los Estados Unidos, claro que sus constantes enfrentamientos armados les dan a los soldados pocas oportunidades de sentarse a recapitular sus experiencias.

Dicen que el dueño del Sheraton construía sus hoteles bajo el concepto de hacer sentir a los gabachos como en casa. McDonals y Burger King, entre otros espacios del consumo alimenticio, siguen este mismo parámetro. Un mismo diseño, creado en Estados Unidos y generalizado al mundo sin modificaciones. Home, la “casa” de los Estados Unidos se reproduce en todo centro comercial y en todo restaurante de comida rápida. La idea original es hacer sentir al cliente gringo que está como en casa. (Quizá sea por eso que los estadounidenses tienen menos facilidad para los idiomas, y en serio que no quiero ser determinista pero el peor español que hablan los extranjeros en México es el que mastican los gringos.) Si se fijan un poco, se podrán percatar que todo mall o lugar de fast food se encierra sobre sí mismos, siempre bajo el halo de una luz siempre intensa y siempre blanca. Son rincones del paraíso en medio de cualquier barbarie. Ya sea cerca de Columbine, en México, en Lima o en Singapur, la imagen es siempre la misma y la regularidad, se sabe tiene la virtud de calmar, más aún, de sosegar el alma. El encuentro con lo ajeno, con lo externo, con lo raro, con lo wirdo está de antemano cancelado.

No quiero hablar del “American Way of Life” del cincuenta y sesenta, creo que esa imagen se encuentra ligeramente desgastada. Pero no deja de sorprenderme que esa imagen se esté renovando bajo el mismo caparazón del consumo y con la búsqueda de felicidad. Esa imagen cincuentona se había fracturado con una idea: that is so bored. Aburrido, palabra de novedad inquebrantable. Pero la intensidad vino a renovar este sueño. Los yuppis integraron la gana vital, la necesidad de emociones, de los hippies en los términos del éxito. Mientras tanto, aquellas señoras del American Way of Life, al contar con los avances tecnológicos que les facilitaba las labores de la casa, comenzaron a darse tiempo para pensar y sentir otras sensaciones. Pero en lugar en lugar de encontrar sus espacios de liberación, sus propios gustos y sus placeres, más que reencontrase y reinventarse, fueron encaminadas a una nueva obligación social: se convirtieron (bajo la guía de Cosmopolitan) en unas putas espectaculares, o al menos esa era su obligación. Se trata de ser unas estupendas putas, aunque lo fueran sólo de sus parejas.

Para ser estadounidense basta con aparentar serlo. To be or to be like, that is the same issue. Aparentar es una de las rutas del éxito, ya lo dijo en mi pueblo Miguel Angel Cornejo. Gustamos de aparentar. En mi país del Tercer Mundo, como en todos los del mundo (con una excepción más que clara de matices hecha por los fundamentalistas árabes), queremos ser gringos. Queremos tener novias güeras con tremendas tetas y novios grandotes con sonrisas bobaliconas. Queremos ir a fiestas donde se beba mucho, donde las mujeres enseñen los pechos y donde podamos, si alcanzamos determinado estado etílico revolcarnos en el suelo con una gringota toda babosa (para una mejor lubricación). Fíjense en la síntesis fabulosa del éxito y la “liberación sexual”, de la apertura a nuevas sensaciones y los espacios perfectamente encerrados sobre sí mismos como paraísos de lascivia permanente. La cultura ha sabido reintegrarse después de cada combate crítico. Objeto eterno del deseo, la cultura gringa insiste en no abrirse, necia, empecinada en las señales de su propio éxito, mientras todos alrededor, afuera intentamos integrarnos.

No hay de otra, o se está dentro o se está afuera, o se dedica uno a estar adentro sin ver lo que más allá de uno existe, o se niega a aceptar eso y lo enfrenta sin ver lo que más allá de uno existe. Dos caras de una misma actitud ensimismada. Esta misma imagen de una juventud vivida “intensamente” es la que les llega a los moralistas católicos y musulmanes: esa atracción es su repulsión.
 
  Dice un bloggero, más versado que obligado:

"No soporto los blogs que se mueren así poco a poco, silenciosamente. No soporto a los que se mueren sin pelear y lo hacen frente a testigos. No soporto cuando me quieren vender síntesis y creen que así logran enmascarar el desinterés. El hombre (o la mujer) que pierde frente a su propia palabra, frente a la escasez de palabras y de ideas, no necesita hacerlo frente a testigos. Cuando hay testigos, como siempre hay cuando se trata de un blog, creo que existe la obligación de presentar batalla aunque se tenga la certeza de perderla. La literatura es así, pero el que se abandona es un texto que, salvo rarísimas excepciones, no se publica. Acá, en la blogósfera, vamos por el día a día, construyendo pequeñas historias entre todos y los lectores somos tan dueños de los sitios que visitamos como sus escritores. La muerte de aquel que muere sin pelear, es mi muerte como lector y por qué mierda, me pregunto, se me obliga a mí a morir así, de esa triste manera."

Me gusta la idea aunque al muchacho ese, luego, se le saltan los ojos y dice pelotudeces y se pone muy argentino y toda la cosa, pero creo que sí, que hay un poco de razón en lo que dice, aunque no quiera que se lo digan; así que cuidado y luego muerde. En fin, de esos y otros animales está lleno el mundo. 
martes
  Kant, al desarrollar la teoría del conocimiento, afirma que la inteligencia del individuo puede medirse por la cantidad de incertidumbre que éste puede llegar a soportar.

 
  Mariano Azuela y Los de Abajo

Pese a haber escrito cerca de treinta novelas en su haber, conocemos a Mariano Azuela (1873–1952) sólo gracias a Los de abajo (editada por primera vez en Texas en 1916), novela que le valió el título de autor precursor de la novela de la Revolución mexicana. Resulta significativo que para que esta obra se hiciera de renombre entre los críticos de la “República de las letras”, tuvieran que pasar cerca de diez años de su publicación y una controversia periodística en torno del carácter de la literatura nacional.

Las condiciones en las que Los de abajo comenzó a ser nombrada en los espacios de la crítica mexicana merecen una atención detenida, pues no dejan de ser propias de un específico carácter de la cultura del México posrevolucionario. La polémica que tuvo lugar en las páginas del periódico El Universal merece une espacial atención: en ella se está definiendo lo que es y debe de ser la literatura del México revolucionario y posrevolucionario.

Julio Jiménez Rueda, en un primer momento, se dedicó a despotricar por el carácter afeminado de la literatura mexicana. Se quejaba de que la obra narrativa nacional reciente no fuese “compendio y cifra de las agitaciones del pueblo en todo ese período de cruenta guerra civil”, y concluía afirmando sin cortapisas que “nuestra vida intelectual ha sido artificial y vana”. Por su parte, Francisco Monterde defendía la existencia de una otra literatura, una literatura a la que describió de ‘viril’. Para ejemplificar lo viril de la literatura mexicana, Monterde mencionó la novela de Azuela.

A estos dos primeros artículos de finales de 1924, le siguieron otros en torno a Los de abajo a principios de 1925. La polémica no giró en torno del valor literario sino fue en pos de una imagen de la Revolución; determinó el establecimiento de un género nuevo en la literatura mexicana, pero no una manera nueva y distinta de evaluar esta literatura, nos recuerda Jorge Aguilar Mora.

Los términos del debate fueron más ideológicos que literarios:

"Pero esta novela no es revolucionaria porque abomina de la Revolución; ni es reaccionaria porque no añora ningún pasado y porque la reacción se llamaba Francisco Villa cuando la obra se escribió. Es neta y francamente nihilista [decía Victoriano Salado Álvarez]. Si alguna enseñanza se desprendiera de ella (y Dios quiera no tenga razón en asentarlo) sería que el movimiento ha sido vano, que los famosos revolucionarios conscientes y de buena fe no existieron o están arrepentidos de su obra y detestándola más que sus mismos enemigos."

Coincidiendo en muchos de los argumentos, sin importar si eran detractores o partidarios de Los de abajo, este debate le dio, desde un principio, una validez ambigua al género de la novela de la Revolución. Sin proponer los valores propios de la obra, como si en el fondo estuviera de acuerdo con los argumentos de que la novela presentaba una visión nihilista de la Revolución, al joven crítico Monterde le bastó reivindicar el valor de Los de abajo en los términos abstractos: la propuso como una ‘creación vigorosa de sociólogo y artista’, Pudo, así, atribuirle el mérito de ser la pionera del género.

Cuando se estableció que Los de abajo era el paradigma de un nuevo género, no tardó mucho en escucharse la voz de los críticos y novelistas confirmando la importancia de esa novela, aunque no se discutió sobre su calidad, sobre sus propios valores. Incluso la revista Contemporáneos se unió a la corriente general de elogiar a Azuela como novelista de la Revolución. Excepción extraordinaria si tomamos en cuenta el proyecto literario que los integrantes de la revista asumían y promovían.

Autor de cerca de treinta novelas, sobrevivió en la memoria de las letras mexicanas por la factura de una sola. El silencio sobre el resto de las obras de Mariano Azuela contrasta notablemente con el escándalo de Los de abajo. Si a la gran pregunta que fue la Revolución mexicana se intentaba responder con las novelas de la Revolución, la pregunta sobre esta profunda disparidad se ha quedado sin respuesta. 
viernes
  todo blog tiene sus 15 minutos de fama, dice un blog.

Como Silabario está decidido a ser famoso, justo hoy, ha pensado que un buen camino son las búsquedas. Es viernes, el ocio se apodera de las oficinas y mucha gente está dispuesta a encontrar sexo gratis. Hay algunos que hacen búsquedas más específicas. Como Silabario está dispuesto a todo lo sucio, enunciará posibles búsquedas para ser famoso los próximos quince minutos. El cálculo es casi matemático, cerca de ser científico: basta sólo la experimentación. Las piernas tiemblan, falta saliva en la boca (eso con eso podemos empezar) Google, ahi te voy: hace falta chupar, mamar, vertir, líquido, perlas de tu amor (quizá sean más fáciles las palabras aisladas y menos miel barata tipo karo), tetotas (gracias, Mat), Poemas para quinceañeras, versos del padrino a la novia, sensualidad cocinando, coños peludos, nínfulas (gracias por la variedad de propuestas involuntarias rueda), putas de queretaro, zona de putas de curnavaca, putas (por supuesto), tanga, bikini, afinadores de piano (gracias por la recomendación CAS), nalgas,bolas, nabos, chorizos, tocinitos, lambidas, abortos, sexo duro, sexo suave, sexto agusto, sexo, cara de pizza, y receptáculo.

Creo que con esto la armo. Si quieren ayudar a Silabario en sus búsqueda por 15, sólo 15 minutos de fama, pueden mandar sus propuestas inmediatamente. Les quedan tienen excactamente 14 minutos con 59, 58, 57, 56, 55, 54, 53, 52, 51...
 
  Una pequeña joya:

Segun fuentes corroboradas dentro de la cultura gay de Mexicali, un tal Hannibal Lecter se encuentra en la extraordinaria labor de aterrar a algunos miembros.  
  Hay tránsitos incríbles, transformaciones exquisitas, y es que la vida, deicen algunos, no es más que un Yajolín encantador.

La casa alta queda atrás y se pasa a habitar un cuarto de vecindad. A finales del siglo XIX, aquellos lugares que, según Moisés González (1970: 83), eran habitados por una tercera parte de la población urbana. Desde la lejanía de la opinión pública puede recrearse el tipo de imagen que de las vecindades tienen aquellos que sólo de fuera las observan. Las habitaciones de "cinco varas y media por lado" fueron descritas por El Observador Médico de la siguiente manera:

"los pisos de madera apolillada dejaban entrar a las habitaciones los vapores de los caños subterráneos, y no era raro que placentas y fetos enterrados a flor de tierra sirvieran de pasto a bichos domésticos, antes de que entraran en descomposición natural."

Ubaldo R. Quiñónez en El Socialista, 18 de julio de 1887.

"en sociología, el bien y el mal corresponden a las ideas de salud y enfermedad. El bien es un efecto de la salud; el mal es un efecto de la enfermedad. El movimiento es la vida en la naturaleza, que corresponde al trabajo en sociología. [...] Quien ama el ocio es un enfermo, la debilidad de la sangre, por falta de actividad contagia al cerebro; y el pensamiento enfermo cuando determina la voluntad es mal sano."
 
miércoles
  De buenas a primeras me encontré en un Blog ajeno. No pude hacer otra cosa que beber, beber un poco, bebero como cosaco, beber y beber que el mundo se va a caer y no hay quien lo apañe del brazo para librarlo de tremendo sopapo. Bebimos hasta más no poder, pero no era la primera vez y, lamentablemente, tampoco la última.

Lo que se perfilaba como un encuentro de blogeros, muy scout y toda la cosa, terminó mal, muy mal. Una gran cocina se presentaba a la izquierda del festival de blogeros. Dos camas matrimoniales (una frente a la otra) y dos sillones largos terminaban de flanquear el lugar. Lo que era una linda casa de una sola habitación se había convertido de pronto, en un hoyo yonqui.

Ese chavo ya estaba cansado de escuchar esas guitarras ácidas hasta decir basta.
--¡Qué mamadas estás poniendo! ¡Deja ya el ácido: deja de jodernos!
--Oh, valedor, déjame ser. Ira, clávate en la textura de estos valedores, prextales atención, ira la lira y espérate, sólo espérate que ahora pasa el mal viaje.
--No chingues valedor, ya déjate de mamadas y apaga eso.
--¡No! Espérate, dale chance a Il Balletto di Bronzo. Está chido si le prestas atención.
Y se armó la putiza.


Luego el silencio, mísero silencio del mal.

--¡Salud!, me dijo el CAS.
--Salud, respondí obediente.

En un rincón, dos de los comensales prendían crak en latas de coca-cola; por el otro una mujer comenzaba el camino de la soledad propio de la heroína. Otra mujer, de formas más generosas que esta solitaria muchacha que soñaba con ser maravilla, comenzaba un bamboleo suave y al principio discreto. “Deseaba sintonizar ritmos salseros que le dieran pie a mover el trasero mientras los demás observaban desde el sillón de terciopelo color marrón”. En una de las camas, el tal Napoleón intentaba conquistar en monte de venus en una estrategia no del todo equivocada. Ingresó su mano por entre las nalgas y extendió su largo brazo a todo lo ancho de la entre pierna: ella sólo se bajó el pantalón para suponerse rendida y de sorpresa un tirón que nos hizo a todos aullar. En un movimiento ágil subió la bragueta atropellando el dedo meñique y el anular: Napoleón peló sus grandes ojos azules e hizo una mueca indescriptible.

CAS y yo chupábamos “muy tranquilos”, por lo demás. 
  Novela negra y de detectives

La «novela-problema» había alcanzado su apogeo en el período de entre guerras. Justo en el momento en que la historia-problema iniciaba un largo periplo bajo el patrocinio de la revista Annales. Quizá pueda trazarse la historia de la novela de detectives y de la historia como líneas paralelas.

En este trazado, se tiene que señalar que la crisis del género de detectives, con sus tres elementos básicos: el recinto cerrado, la novela-problema, El detective analítico, entró en crisis hacia 1930, aunque se siga practicando hasta nuestros días con un gran éxito entre el público lector. Agatha Christie es sin lugar a dudas la novelista que ha conseguido mayores elogios, siendo traducida a casi todos los idiomas y alcanzando las ediciones de sus libros grandes tiradas. Pero el problema de su crisis se plantea en términos de propuesta literaria: aquella que permite leer los avatares de una sociedad determinada, el carácter del hombre, la peculiaridad de la humanidad.

Al relevo, apareció en Estados Unidos un nuevo género bautizado con el término de «serie negra».

La «serie negra» va a tener muchos elementos de la novela policíaca tradicional, pero introducirá también elementos de análisis social, incluyendo temas como las minorías políticas, raciales, la violencia, la desigualdad social, etcétera.

Nació en los años que siguen a la depresión económica, los de la prohibición y los siguientes. Años en que se pone en evidencia una sociedad que se mueve en el concierto de las mafias. Hay que aclarar sin embargo, y esta novelística lo reitera frecuentemente, que si en esos años las mafias urbanas y sindicales hicieron su aparición no fue porque esta organización política no existiera antes, fue más bien una coyuntura, una debilidad de los sitemas hegemónicos que dieron lugar a organizaciones emergentes. El sistema, simplemente, se puso en evidencia.

No es de extrañar que en unos momentos así los escritores estadounidenses volvieran la mirada hacia adentro e intentaran reflejar y explicarse en sus libros la violencia de las calles, la corrupción del sistema.

Nace de este modo la «serie negra» apoyada en dos nombres considerados hoy como los grandes clásicos de esta novelística: Dashiell Hammett y Raymond Chandler. 
lunes
  El Batallón de San Patricio

En el mes de septiembre de 1848, el batallón de San Patricio, un grupo de soldados de origen irlandés, integrantes de la tropa estadounidense que se disponía a invadir la ciudad de México, desertó. Este batallón se pasó a las fuerzas mexicanas que resistían el embate invasor.

Como sabemos la invasión terminó con la firma de el Tratado de Guadalupe (1848), por medio del cual los Estados Unidos despojaron a México del territorio que hoy forma parte de los estados de Texas, Nuevo México, Arizona, Utah, Nevada y California. Estos territorios constituían entonces la mitad del territorio de México.

Pero, más que de la invasión, quiero hablar hoy de este grupo de irlandeses, al que también se le conoció como los rojillos. (Más que por la imposible afiliación ideológica, se les llamaba rojillos por ser pelirrojos muchos de ellos.) Este grupo de irlandeses motivó muchas páginas de la historia mexicana y el nombre de muchas calles en la ciudad de México, al menos. El que hayan desertado motivó la sorpresa de los mexicanos, y todavía hoy nos preguntamos por los motivos que los llevaron a desertar del ejercito estadounidense y a morir, ya en combate, ya en la horca por delito de traición.

No sé si sea cierto lo que los discursos oficiales dicen, no sé si sea cierto que abandonaron las filas de un ejército invasor para sumarse a los patriotas mexicanos en un acto de conciencia, que habían escogido a México como su segunda patria.

Hace ciento cincuenta años, en San Angel, en Mixcoac y en Tacubaya, más de 60 valientes integrantes del Batallón de San Patricio, fueron ejecutados como desertores, pero no sé si desertaron por haber obedecido su conciencia.

Como en la reciente guerra con centroamericanos y mexicanos, Estados Unidos empleó en la invasión a México migrantes pobres que recién se establecían en su territorio. A mediados del siglo XIX esos migrantes pobres eran los irlandeses. Me voy a detener a hablarles de esos irlandeses que habían llegado a Estados Unidos por motivos tanto políticos como económicos.

En esa época, Irlanda vivía gestas militares y políticos en pos de su independencia de Inglaterra y por el mantenimiento de su religión católica en oposición a la religión oficial de la Gran Bretaña, la anglicana (conflicto que sigue, con distintos grados hasta hoy en día). Recordemos que Irlanda no logró su plena independencia de la corona inglesa sino un siglo después (1949), cuando se constituyó como república; y que San Patricio, que fue uno de los misioneros que llevaron el cristianismo a la isla, como ocurre con muchos de los signos religiosos (y habría que pensar en la Virgen de Guadalupe, por ejemplo) San Patricio es un símbolo fundador de la identidad nacional irlandesa.

Además, en los años previos a 1848, Irlanda vivía una de las plagas más desastrosas de su historia. En una de esas curiosidades históricas que resultan difíciles de explicar, la papa, producto alimenticio que, como sabemos, proviene de sudamérica y que fue llevado por los españoles a Europa, la papa, digo, se había convertido para mediados del siglo XIX en el principal alimento tanto de irlandeses como de los ingleses. Todavía hoy, la alimentación típica de los ingleses constituye un trozo de carne y de papas al horno. Así, siendo de tal importancia en la alimentación de la Gran Bretaña, y como sucede en esos casos, mientras que la plaga convertía a toneladas de papas en una especie de carboncillo, secándolas y ennegreciéndolas, la papa que se libraba de la plaga se exportó de las tierras irlandesas a la metrópoli inglesa. Así, el hambre y la presión política llevó a miles de irlandeses a migrar hacia Estados Unidos.

Por otra parte, no hay que olvidar que, al igual que en la reciente guerra de Estados Unidos contra Irak, en muchos otros norteamericanos desaprobaron la guerra y la rapiña que su país emprendía contra México. Abraham Lincoln junto con muchos otros, se manifestabaron en los periódicos en pos de una convivencia pacífica entre las naciones. Aunque, sin duda, el caso más notable se dio en sus propias filas del ejército estadounidense. Muchos soldados de origen irlandés, más de 200 según dicen las crónicas secundaron a John O'Reilly, nombre más irlandés no puede haber, (un insurgente que había luchado por la independencia de Irlanda y se había refugiado en los Estados Unidos) para integrar el famoso Batallón de San Patricio, que combatió a los invasores bajo los escudos de México y de Irlanda.

Quizá las imágenes de la defensa de su patria les llegaron a la mente cuando vieron a los mexicanos defendiendo la suya, quizá al luchar por México defendían también la soberanía de su patria, quizá defendían el derecho a la soberanía de todas las naciones.

En el escudo de armas que portaba el Batallón de San Patricio se podía leer “Libertad para República Mexicana". Y debajo de este lema la voz irlandesa Erin go Bragh, Irelanda por siempre.

Esto. Esto es lo que quería decirles.
 
jueves
  Díganme si no cada día uno se sorprende de los avances que la civilización ha logrado en uno. Por ejemplo, gracias a la tecnología y a nuestra decidida cruzada por aprovechar a toda costa el tiempo, cada vez podemos prestar menos atención a más cosas. 
  Quizá nos pase a todos eso que el Manú cantaba sobre reclamos. Él terminaba afirmando entre orgulloso y no: me llaman el desaparecido.

Quizá seamos muchos los que, como el personaje del tawerbaldo, que de tanto ausentarse, de secuestrarse interminables veces, de hacerle perder la pista a sus perseguidores, sus amigos ahora le llaman el tawerfargo.  
  Si hiciéramos un recuento de la novela detectivesca y su transformación en novela negra, debiéramos tomar en cuenta el contexto social en el que nace el relato policíaco. Asumir que no hay casual coincidencia entre la novela de detectives y el desarrollo de las grandes ciudades industriales que crecen con el impulso de la revolución industrial del siglo XIX.

En un tiempo que vive la transformación y complementación de los sistemas de identificación criminales. Visiones propiamente racistas (que identifica la “fealdad” –entiéndase diferencia— con la maldad espiritual) y sujetas a un código determinista de tipo calvinista, se complementan y modifican con un seguimiento individualizado que se ppractica primero con archivos fotográficos y después, siguiendo un conocimiento indio (más precisamente bengalí), archivos de huellas digitales.

La corrección de los males social es un tema de moda, al tiempo que las novelas de detectives enganchan lectores desde la candidez de la lógica de los acontecimientos, sin preguntar por causas sociales o económicas. Es también la época en que Jack el destripador se hace famoso. Fama que debe llamar la atención, más allá de los espectaculares, para encontrar respuestas sobre los códigos de esa particular cultura literaria-social.

Jack es el primer asesino en serie que se hace famoso, pero más que por el orden serial de sus asesinatos y, evidentemente, por no haber sido descubierto, se presenta en las marquesinas y las primeras planas del periodismo amarillista (que también se encontraba inaugurando su carroñera práctica) porque se sabía que era una persona educada. Ese asesino despiadado contaba con conocimientos médicos, es decir, era una persona que pertenecía a los estratos altos de la sociedad londinense: y los determinismo de la criminalística lo dejaban, automáticamente, fuera de toda culpa. 


























Cuando faltan cronopios...






famas rules

























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