Sobre el carácter nacional
De las nacionalidades que han construido un carácter colectivo, una imagen común al menos, no hay muchas. No obstante, las características culturales luego definen personalidades y marcan diferencias con los individuos educados en culturas diferentes. Aunque esta afirmación no es más que una obviedad, viene al caso porque, en alguna cita empleada por Silabario se uso el calificativo de argentino.
Daniel me increpó:
Que de argentinos está lleno el mundo y no todos nacieron en Argentina. Estoy totalmente de acuerdo, pero esto me lleva a pensar que al hablar de argentinos delineamos un carácter más que una nacionalidad (es un dibujo del que ellos mismos han participado). Decimos que se comportó como un argentino, y todos nos entendemos. ¿Cómo hemos hecho para construir esta imagen común?
En México, buena parte del siglo XX nos la pasamos discutiendo este punto. ¡Qué es un mexicano, ¿cómo es un mexicano? Discusiones
estúpidas sin duda, pero que entretienen a los intelectuales y uno que otro curioso. Más que enumerar las distintas perspectivas pongo en la palestra la idea del abogado e historiador Edmundo O'Gorman. Él resume una de las perspectivas más generalizadas. Para él, México vive una relación hiriente con su historia, es para él una lastimosa confrontación. La historia es la constatación de que México se la ha pasado evadiendo su responsabilidad, la evidencia de una especie de falta de madurez. O'Gorman pone el dedo en la llaga, señala, exige a México abandonar ese estado de indefinición que semeja a la adolescencia, pretende obligarle a asumir una identidad propia. Otros señalarán a esta falta de carácter como
cobardía. Díganme ustedes si esta imagen es la imagen generalizada, yo no estoy del todo seguro.