Novela negra y de detectives
La «novela-problema» había alcanzado su apogeo en el período de entre guerras. Justo en el momento en que la historia-problema iniciaba un largo periplo bajo el patrocinio de la
revista Annales. Quizá pueda trazarse la historia de la novela de detectives y de la historia como líneas paralelas.
En este trazado, se tiene que señalar que la crisis del género de detectives, con sus tres elementos básicos: el recinto cerrado, la novela-problema, El detective analítico, entró en crisis hacia 1930, aunque se siga practicando hasta nuestros días con un gran éxito entre el público lector. Agatha Christie es sin lugar a dudas la novelista que ha conseguido mayores elogios, siendo traducida a casi todos los idiomas y alcanzando las ediciones de sus libros grandes tiradas. Pero el problema de su crisis se plantea en términos de propuesta literaria: aquella que permite leer los avatares de una sociedad determinada, el carácter del hombre, la peculiaridad de la humanidad.
Al relevo, apareció en Estados Unidos un nuevo género bautizado con el término de «
serie negra».
La «serie negra» va a tener muchos elementos de la novela policíaca tradicional, pero introducirá también elementos de análisis social, incluyendo temas como las minorías políticas, raciales, la violencia, la desigualdad social, etcétera.
Nació en los años que siguen a la depresión económica, los de la prohibición y los siguientes. Años en que se pone en evidencia una sociedad que se mueve en el concierto de las mafias. Hay que aclarar sin embargo, y esta novelística lo reitera frecuentemente, que si en esos años las mafias urbanas y sindicales hicieron su aparición no fue porque esta organización política no existiera antes, fue más bien una coyuntura, una debilidad de los sitemas hegemónicos que dieron lugar a organizaciones emergentes. El sistema, simplemente, se puso en evidencia.
No es de extrañar que en unos momentos así los escritores estadounidenses volvieran la mirada hacia adentro e intentaran reflejar y explicarse en sus libros la violencia de las calles, la corrupción del sistema.
Nace de este modo la «serie negra» apoyada en dos nombres considerados hoy como los grandes clásicos de esta novelística: Dashiell Hammett y Raymond Chandler.