Dice un
bloggero, más versado que obligado:
"No soporto los blogs que se mueren así poco a poco, silenciosamente. No soporto a los que se mueren sin pelear y lo hacen frente a testigos. No soporto cuando me quieren vender síntesis y creen que así logran enmascarar el desinterés. El hombre (o la mujer) que pierde frente a su propia palabra, frente a la escasez de palabras y de ideas, no necesita hacerlo frente a testigos. Cuando hay testigos, como siempre hay cuando se trata de un blog, creo que existe la obligación de presentar batalla aunque se tenga la certeza de perderla. La literatura es así, pero el que se abandona es un texto que, salvo rarísimas excepciones, no se publica. Acá, en la blogósfera, vamos por el día a día, construyendo pequeñas historias entre todos y los lectores somos tan dueños de los sitios que visitamos como sus escritores. La muerte de aquel que muere sin pelear, es mi muerte como lector y por qué mierda, me pregunto, se me obliga a mí a morir así, de esa triste manera."
Me gusta la idea aunque al muchacho ese, luego, se le saltan los ojos y dice
pelotudeces y se pone muy argentino y toda la cosa, pero creo que sí, que hay un poco de razón en lo que dice, aunque no quiera que se lo digan; así que cuidado y luego muerde. En fin, de esos y otros animales está lleno el mundo.