Algunos datos
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"A escala mundial, el número de los sacerdotes del mundo ha pasado de
420.971, en 1978, a 404.208, en 1997. En los últimos veinte años, se ha
experimentado una disminución de 16.763 unidades."
1 En los siguientes años, empero, se sumaron unos 4 mil sacerdotes. Los datos para Estados Unidos indican que, para 2009 había, 40 666 sacerdotes.
2Si estas son las cifras oficiales de secerdotes católicos en el mundo, contrástese con los siguientes datos:
"La Iglesia católica en Estados Unidos ha gastado más de 2 mil 200 millones de dólares en indemnizaciones a 15 mil víctimas de abusos sexuales de cuatro mil sacerdotes y religiosos procesados."
3Estaba sorprendido de estos últimos datos, pero ahora que leo que son 4, 000 sólo en Estados Unidos, cerca del 10% de los curas del país, me quedo simplemente estupefacto.
Un primer ensayo de respuesta
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Me gustaría mucho retomar el discurso público. Pero ocurre que el público no está necesariamente interesado en mi vida privada. Me gustaría entrar en debates políticos, pero es momento de guardar silencio, de organizar en silencio. (Aunque sólo sea organizarse a uno mismo).
Tengo que decir, sin embargo, que muchas cosas me han ocurrido este último año. Muchas cosas que se apelotan en el corazón y en el estómago y que enturbian un poco la mirada. Son cosas que iluminan el camino, que animan, pero que obligan a oscurecer otros. Son decisiones que no pueden terminar de tomarse, o para emprenderse tienen que pasar por un proceso de luto. Vivo eso, una nueva vida y guardo silencio ante la muerte de la anterior. Es algo así como un rito de paso, creo. En todo caso, son días en que se requiere algo así como meditación trascendental para seguir el paso de los días.
En este contexto es difícil escribir algo que valga la pena, así que sólo comparto lo que he hecho y lo que sólo ayuda a difundir información.
José María Morelos y Pavón
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Nació en Valladolid, hoy Morelia, en el año de 1765. Después de dedicarse a las labores del campo, con un gusto por las letras que se había desarrollado en forma autodidacta, Morelos ingresa en Morelia al Colegio de San Nicolás. Tenía 24 años cuando conoce a Don Miguel Hidalgo, que era el rector de esa institución. El “padre de la patria” representó, desde esos momentos, una figura de gran influencia sobre Morelos. En 1795 se gradúa como bachiller y unos tres años después se ordena como sacerdote. (Al igual que Hidalo, no respetó el voto de castidad y tuvo al menos 5 hijos).
Morelos trabajó en la zona caliente. En la zona colindante entre lo que hoy es el Estado de Michoacán y el estado que lleva su nombre, el Estado de Morelos, fue cura de pequeñas poblaciones. Hurecho, Carácuaro y Nocupétaro son algunas de las poblaciones en las que ofició. Morelos aprendió, además, en su estancia en tierra caliente los rudimentos del comercio y ayudó a las comunidades a vender los productos que producían, organizando una red de arrieros que transportaban los productos de las comunidades a la ciudad de Valladolid.
Cuando Hidalgo se levantó en armas contra el Imperio Español, Morelos se fue a entrevistar con él cuando pasaba por el hoy Estado de Michoacán. Hidalgo le encargó organizar la rebelión en la zona suroeste de la Nueva España y ahí comenzó y mantuvo la insurgencia, hasta la fecha de su muerte. Morelos, a diferencia de la experiencia de Hidalgo, no lideró masas. Morelos organizó un ejército bien articulado y se negó a sumar a él a grandes poblaciones que querían pelear con él.
Promovió, por el contrario, una estructura de abastecimiento que incluía el apoyo agrícola de cientos de comunidades que producirían lo necesario parra el mantenimiento de las fuerzas armadas. Morelos sentó las bases para una larga insurrección que, en efecto, tuvo una diversidad de etapas y que no logró consolidarse sino hasta 11 años después del alzamiento de Hidalgo.
Morelos, además, representa un mando militar que se subordina ante las autoridades civiles. Morelos siempre estuvo a la orden las autoridades que el propio movimiento fue estableciendo, primero con la Suprema Junta Nacional, que encabezaba Ignacio Rayón y después el Congreso que crearía la Constitución de Apatzingán, las primeras leyes del país.
José María Morelos fue además un estratega extraordinario que mantuvo en jaque a las autoridades imperiales a lo largo de más de tres años. Sus éxitos militares le permitieron tomar las ciudades de Acapulco, Tixtla, Izúcar y Taxco y resistir, de manera heroica el sitio que el general calleja le impuso en Cuautla. Morelos y sus fuerzas, completamente sitiados por las fuerzas militares enemigas resistieron 63 días y noches en 1812 hasta que, logrando romper el cerco y avanzar, al poco tiempo a tomar la ciudad de Oaxaca. Ese mismo año, el incansable Morelos escribió un documento en el cual presentaba a los diputados del Congreso de Apatzingán, lo que pensaba debían ser los lineamientos generales de la nueva república, de la República Mexicana. A este documento se le conoce como Los sentimientos de la nación. Ahí declara que América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía”. Que en estas nuevas tierras todos son iguales, “que sólo se distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud”. Morelos luchó por la independencia de la Nueva España, pero también de toda América.
Morelos luchaba por la libertad y, lo que es más importante, por la igualdad. Se trataba de romper los lazos de servidumbre y esclavitud. En un mundo donde las diferencias sociales se marcaban desde las castas, desde el color de la piel, Morelos luchó por crear una nueva nación en la que sólo pudiera distinguirse a los hombres por sus virtudes y sus vicios, por lo que ellos mismos hacían y no porque pertenecieran a cuan o tal familia, por ser de tal color, por ser de tal casta.
Rodeado por sus más cercanos colaboradores, los Bravo, Galeana y su lugarteniente, Matamoros, a Morelos había que detenerlo o avanzar más rápido que él para poder protegerlo, pues su valentía y arrojo eran incontenibles. Al fragor de la batalla, sus aliados fueron menguando sus fuerzas y muriendo. Morelos quedó sólo en la batalla y fue aislado y atrapado. Después de degradarlo (de quitarle el derecho a oficiar misas), se le condenó a muerte. El 22 de diciembre de 1815 murió fusilado. La insurrección, sin embargo no se detuvo y fueron dos de los insurgentes más cercanos a Morelos quienes lograron promulgar finalmente la independencia de México: Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero. La lucha de Morelos no sólo tuvo continuadores, sino que logró darle el carácter de igualdad e independencia a México. Eso hace de José María Morelos y Pavón uno de los más grandes mexicanos.