III
.
No es que quiera recordarme lo patético que soy, sólo que de a ratos me veo bien el pie izquierdo, continúo mi recorrido visual por la pierna, me acomodo frente al espejo para continuar mi auscultación y, después de un rato, sólo puedo torcer el gesto y desaprobar sonoramente: Chaaale!
Después… nada, sólo el silencio y despertar, a media noche, en la sala de mi casa.