Tal vez me llame Jonás
.
Yo no soy nadie:
un hombre con un grito de estopa en la garganta
y una gota de asfalto en la retina.
Yo no soy nadie. ¡Dejadme dormir!
Pero a veces oigo un viento de tormenta que me grita:
"Levántate, ve a Nínive, ciudad grande, y pregona contra ella".
No hago caso, huyo por el mar y me tumbo en el rincón más oscuro de la nave
hasta que el Viento terco que me sigue
vuelve a gritarme otra vez:
"¿Qué haces aquí, dormilón? Levántate".
Yo no soy nadie:
un ciego que no sabe cantar. ¡Dejadme dormir!
Y alguien, ese Viento que busca un embudo de trasvase, dice junto a mí,
[dándome con el pie:
Aquí está; haré bocina con este hueco y viejo cono de metal;
meteré por él mi palabra y llenaré de vino nuevo la vieja cuba del mundo. ¡Levántate!
León Felipe