Reporte 04
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Londres, 26 de septiembre, año conocido
Pasado un tiempo, la noche me sorprendió haciendo relaciones públicas. El trabajo de localización, que perecía en algún momento fácil, se ha complicado de sobremanera. El Pub Manchester Arms, lugar de encuentro de nuestro agente encubierto es una guarida de de criminales, quienes aparentemente se encuentran vinculados con nuestro objetivo.
Al llegar al pub me ofrecieron una bebida de aspecto extraño, un brebaje denso y oscuro que es coronado por una especie de sucia espuma, como la que hay en las orillas de nuestros ríos. Su engañoso sabor, algo amargo y muy refrescante me motivó a tomarme varios vasos “pint”, que luego me enteré que son cerca de medio litro de ese menjurje. A la cuarta de estas bebidas, teniendo que ir al baño, me levanté perdiendo el equilibrio de inmediato. Como soy un tipo serio, pude recomponerme sin hacer notar mi cada vez más creciente fragilidad. El suelo se convirtió en una superficie gelatinosa. Los comensales, sin embargo, no se percataron de mi leve balanceo mientras me dirigía al sanitario, o por lo menos fingieron no observarme: continuaban en sus aparentes pláticas cotidianas. Sin saber el idioma, mi experiencia en estos avatares me permitió reconocer una complicidad que abracaba todo el bar. Se sonreían contentos del efecto que la bebida había producido en mí y preparaban el siguiente paso de un monstruoso plan. Reconociendo estas espantosas sonrisas, no podía hacer más que imaginarme lo que lo que le han de haber hecho a nuestro contacto.
Temiendo por la seguridad de nuestra misión, y seguro de que nuestro contacto nos había delatado, adelantándome a estos sátrapas, decidí sacrificar al peón, como quien dice, y salí corriendo por la puerta principal sin preocuparme por pagar o recoger mi cuaderno. Ese fue el único error que cometí: el cuaderno tenía los apuntes del lugar donde pernoctaría esa misma noche. Corrí tan rápido como pude y cuando me sentí seguro, cuando ya no tenía a nadie detrás siguiéndome, vomité todo lo que había bebido.
La misión se ha retrasado, pero el objetivo será cumplido a cabalidad, pese a que sólo me quedan unas cuantas horas. Lo aseguro.