Investigación 2-28
--Y yo que me creía muy ducho leyendo en clave, dijo el comensal de la mesa de enfrente. Primero ardí en celos. Eso de saberte en otros brazos me puso a temblar.
Hablaba con un hombre robusto, le miraba a los ojos, lo increpaba.
--Te amo y no podré dejarte de amar, aunque me envuelva en los brazos de otro hombre, siempre estarás ahí, entre mis ojos acurrucándome mientras otros me abrazan. No sé que más decirte, bien sabes que cuando bebo un poco, no mucho, basta con una copa, me pongo chípil y me gusta que me abracen y me besen el cuello. No es tan difícil de entenderlo, simplemente no siento culpa, por más chantajes que intentes hacer, no siento culpa.
--Bueno, pero no tienes que decirme siempre, cada vez que te dejas abrazar por un hombre. Prefiero el silencio, dijo estúpidamente es hombre afeminado que le reclamaba a su pareja.