Sincera.
Una etimología dudosa, como todas ellas que son simples y poéticas conexiones de sentido, dice que se decía sincera a las estatuas de mármol que no tenían un sólo error, aquellas obras que no requerían de cera para mostrar la curvatura adecuada: estatua sin-cera
No lo sé. Sincero es este amor que cuando te encuentro me carcome al alma. Sincero es este vacío de cuando estas ausente. Sincera es la vida cotidiana que te va succionando el tiempo, el alma y la vida, y que me va convirtiendo en un endiablado personaje de novela.
Sincera, sinceramente, tus palabras cuando llegan, me adormecen, me ponen de paseo, me restriegan el corazón contra las costillas.