Investigación 6-8-12
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Las pistas de esta historia, de este misterio que no terminaba por definir, me llevaron a las montañas. Fue en el frío monte donde a lo lejos pude descubrir, a lo lejos, un escondite propicio. Esperé algunas horas hasta que una muchacha se dejó ver por entre el verdor oscuro de la tarde. Andaba lento, viendo al cielo y a los árboles indistintamente, sin mayor expresión, sin más entusiasmo que el recitar una obra, que el ensayo de un poema. Hablaba para sí misma, pero hablaba fuerte.
--Pero ahí están ustedes, esperándome, y yo, esperándolos, esperándolas.
Sentí un escalofrío. Pensé que hablaba de mí, que me había descubierto en mi escondite. Iluso de mí: como si supiera esconderme bien aquí en el bosque, entre árboles y arbustos.
--Estás ahí, del otro lado de la niebla y puedo verte saludando sin parar. Saludando sin pretender que yo me acerque corriendo como una loca, sabiendo también que si lo hago, tú correrás aún más rápido, pero para el otro lado.
Guardé silencio mientras ella pasaba junto a mí, sin siquiera verme.
--Sos tan jodidamente hermoso, tan astutamente inalcanzable que te sabe rico hasta lo amargo.
No, no era yo a quien esa linda infante le hablaba. Pero había algo en el tono de su voz, en la articulación de las palabras que me recordaba esos primeros recados que me pusieron a investigar… a investigar esto que todavía no entiendo qué es.
Una tremenda angustia me espantaba mientras me escondía, me resguardaba a la sombra de un árbol a esperar algo que no sé muy bien qué era, y aparece esta muchacha a hablarme de cosas que no entiendo. Este personaje en el que me estoy convirtiendo me cae muy mal. Es un poco absurdo eso de sentirse eternamente ajeno, es un poco absurdo tener que leer sobre un personaje que no termina de definir a qué historia pertenece, qué papel tomará, qué antecedentes, qué esperanzas, qué se puede esperar de él. No hay nada novelístico en este personaje y en esta situación, pero ella sigue ahí
“Qué lindo que es saber que hay cosas pendientes que te esperan...
“Si, hoy, no tuviera cosas pendientes, si no las tuviera no sabría muy bien qué hacer cuando abro mis ojos todas las mañanas.
”Gracias pendientes, muchas gracias por irse y por esperar al otro lado, como yo estoy esperando de este, ansiosa y enamorada de mi ansiedad.”