Me escribieron una carta
y no pude contestarla. Hoy transcribo lo que debí de haber dicho:
"Estaba envejeciendo y con la edda venía la sensación de extrañeza, de ausencias, de pequeñas amnesias respecto a cosas que debían haber sido importantes pero que se le había olvidado apuntar en ell corazón. No siquiera se sentía triste por sí mismo. Comenzaba a parecerse al hombre que estaba buscando [un hombre muerto que seguía vivo, un cadáver que deambulaba y sonreía automáticamente cuando se le contaba un cuento, un chiste, una declaración de amor]. Ambos perdidos en San Andrés."
Paco Ignacio Taibo II.
... reiterando más la intensidad que el mensaje, un poco como el espectador que atiende la ópera italiana teniendo al español como máxima capacidad lingüística,
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