Algo sobre Raúl
Raúl me dijo, en medio de su cuarta cerveza:
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He perdido el impulso. Al paso del tiempo, ya sin la premura de entregar trabajos en la agencia y con la leve tristeza que el desconcierto de mis alumnos me ha causado, descubro que la visita a Coyoacán es sólo un pretexto para carcomerse.
Raúl, después de incursionar en la publicidad, es ahora profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y tiene que explicar la Teoría del Estado, que hoy en día, es como tener que hablar de los saurios, de las medusas o de cualquiera otro animal fantástico.
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Y en otro orden de ideas –dice encarrerando la séptima fría-
este 21 de septiembre me he citado con la historia, cargado de una lejana expectativa. Tengo ganas de pasarla bien, de no pensar demasiado, ante todo de extender el gozo.
Raúl escandaliza a las multitudes con sus ojos zarcos, desorbitados que entierran sus ganas en las tetas de conocidas y prospectos.
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Pienso que es necesario cambiar de dinámica, modificar los patrones de comportamiento y de conducta: establecer nuevas prioridades y desplegar diversas actividades.
Ya amaneciendo en esta ciudad que en ciertos días alcanza a mostrarse como el antiguo valle de los vientos:
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Para eso habría que empezar, digo que resulta absolutamente indispensable comenzar por pasar las noches en casa.