Escucho en el altavoz las sonatas de violin de Heinrich Ignaz Franz Von Biber (1644-1704). Son sonatas que descansan en una fuerte tradición medieval pero arraigadas profundamente en una sensibilidad barroca. El violín que interpreta Ndrew Manza es un violín barroco que suena y resuena con una especie de eco metálico, pero no tan agudo. El sonido de este violín permanece pero sin la elegancia de los sonidos modernos. Lo acompañan John Toll en el clavicornio y el órgano, y Nigel North con el laud, todos parte del ensamble
Momanesca. De pronto el violín agarra fuerza y semeja la sensibilidad de Bach, de pronto se detiene y vuelve a melodías más sencillas, como probando sonidos, escalas y variaciones. Hay algo de ensayo musical en la música barroca que me encanta, como un volver a empezar la sonata desde un lugar distinto, pero ese volver a empezar ya no es empezar porque uno está ahí, avanzando, siendo otro. Y creo que algo de eso muestran, ese transfigurarse en el proceso de avanzar.