"Lo busco, lo busco y no lo busco", dice el provervio yucateco.
Sorpresa de un ángulo elusivo: un panucho en medio del eje vial.
El encuentro es sólo un abismo, el instante donde el vértigo hace su aparición.
Vacuna contra una agonía perpetua; saberse instante alivia la estancia incolora, insabora e insufrible.
Aventarse, algo así como tomar el vuelo anque sea sólo vuelo rumbo abajo.