Crónicas de ciertos amigos que llegué a conocer
Eres la compañía con quien hablo
de pronto, a solas.
Te forman las palabras
que salen del silencio
y del tanque del sueño en que me ahogo
libre hasta hasta despertar.
Tu mano metálica
endurece la prisa de mi mano
y conduce la pluma
que traza en el papel su litoral
Tu voz, hoz de eco,
es el rebote de mi voz en el muro,
y en tu piel de espejo
me estoy mirando mirame por mil Argos
por mí largos segundos.
Pero el menor ruido te ahuyenta
y te veo salir
por la puerta del libro
o por el atlas del techo,
por el tablero del piso,
o la pagína del espejo,y me dejas
sin más pulso ni voz y sin más cara,
sin máscara como una mujer desnuda
en medio de una calle de miradas.
Xavier
Villaurrutia.